Tras un largo juzgamiento de 15 meses, el 14 de agosto de 2009, cuando toda la población huanuqueña se encontraba encandilada con las destellantes actividades de celebración del aniversario de Huánuco, una vez más el conocido caso Yuri, -niña que fue violada y asesinada cruelmente el 18 de diciembre de 2003 en La Unión-Huánuco-, recibía el flagelo de la injusticia, pese a todo el esfuerzo y esperanzas puestas en una defensa basada en claras evidencias de la existencia del delito y responsabilidad de sus autores, lo que se apreciaba en el extenso y amplío expediente de aproximadas 3000 páginas, por lo mismo que se esperaba ESTA VEZ, alcanzar justicia para YURI; sin embargo, a veces los caminos se hacen más largos cuando la impunidad ronda y cuando el silencio de una niña muerta no puede causar mayor preocupación o interés en magistrados que no la ven, ni escuchan, y menos entienden el grave hecho de habérsele negado la vida.
Aún recordamos la expresión insistente de los agresores de Yuri en Juicio Oral, al presentarse como víctimas y mostrar total indiferencia por la muerte de la menor, y al pretender causar lástima a los magistrados, al punto de simular con otros colaboradores lágrimas y dolor; pero quién puede pensar en YURI, quién piensa de cómo su pequeño cuerpo de ocho años intento detener la furia de dos hombres violentos que la torturaron, quemándole la cara con cigarrillos, dislocando sus pequeñas piernitas para que la violen una y otra vez, ahogándola con un trapo, y después de dejarla agonizante, aventarla desde un segundo piso a la calle, cual objeto sin valor, con lo que concretaron la contusión craneal que dio fin a su vida. TODO ESTO soporto la pequeña Yuri, y no hubo nadie a quien le pudo mostrar el horror de su dolor antes de dejar esta vida, y que sus gritos ¡MAMÁ, MAMÁ! como lo dijo un testigo, no fueron escuchados; y menos aún podrá hablar de su sufrimiento a los magistrados para causar interés en ellos y explicarles que lo único que quiere es QUE SE ESCUCHE SU VOZ QUE PIDE JUSTICIA.
Pero la voz de Yuri que sufrió este execrable hecho delictivo a sus apenas 8 añitos de edad, se sintió a través de la gran indignación y conmoción social de todos los ciudadanos locales, nacionales e internacionales, que de manera solidaria y multitudinaria expresaron su repudio a tan grave accionar, y que a la vez demandaron a las autoridades del Poder Judicial a poner todo el empeño necesario para que el peso de la Ley pueda caer sobre los responsables de tan vil delito; pero LAS AUTORIDADES NO ESCUCHARON esa voz, y así manifestaban evidentes muestras de impunidad, por lo que desde un inicio tuvieron el reiterado afán de responsabilizar de los hechos a uno y otro vagabundo o indigente que detuvieron, mientras que los verdaderos responsables se encontraban en libertad, gozando de la más absoluta impunidad. Y fueron absueltos una primera vez, y ahora la historia se repite, pues al expedirse sentencia el 14 de agosto de 2009, lejos de restablecerse la paz social y otorgar el derecho de justicia a YURI, más bien se ahonda en el profundo malestar de toda la población, que apreciaron indignados como se ABSUELVE y libera de todo cargo a los acusados de haber cometido tan execrable crimen.
Esta injusta decisión emitida por la Segunda Sala Superior Penal de Huánuco, pretende afirmar que se trata de un proceso “respetuoso de la ley”, que para condenar a una persona se necesita pruebas plenas de la existencia del delito y de la responsabilidad de los procesados, siendo sorprendente una afirmación de esta naturaleza, cuando se sabe que en este caso se han dado un sin número de irregularidades por médicos, policías y fiscales que ya fueron sancionados e incluso condenados en un proceso judicial, donde se ha probado que precisamente estas acciones fueron orientadas a borrar las huellas del delito, pero que a pesar de ello existen otras tantas pruebas de estas irregularidades que aún aparecen en el expediente y demuestran la responsabilidad de los autores, pues no hay verdad que pueda ser ocultada a la luz del día; por lo cual el objetivo de alcanzar justicia, no puede ser dejado de lado simplemente, sin un mayor esfuerzo de conocer la verdad que aparece en el expediente tan amplío y que obviamente sí existen muchas pruebas, ¿acaso no se considera prueba el certificado médico que acredita que Yuri fue violada y asesinada?, el certificado médico de uno de los acusados en cuyo cuerpo se evidencia que Yuri dejó rasgos de sus uñitas al intentar defenderse del abuso que estaba sufriendo ¿no es una prueba?, ¿acaso no se encontró a éste procesado sin ropa interior horas después de cometerse el delito?, además por propia versión de los acusados, aceptaron estar en el segundo piso de su vivienda a las ocho y treinta de la noche, precisamente lugar y hora donde ocurrió la violación y muerte de Yuri; pero la indolencia de los magistrados se ha expresado en el rechazo de un par de pruebas importantes como son la indicación de un testigo y un certificado médico, y se dio valor a toda una serie de testimonios que afirman contradictoriamente la coartada de uno de los procesados, incluso se llega a la exageración de afirmar en esta sentencia que fue una confabulación del niño de 13 años y de la persona con retardo mental el culpar a los hoy absueltos para librarse de su responsabilidad, es decir, los responsables del delito aparecen ahora como agraviados, esto tiene sólo un nombre, INJUSTICIA, que siempre favorece a quien más puede ostentar y también hablar o fingir sufrimiento, aprovechando la ausencia de quien ya no puede hablar ni expresar su dolor, Yuri.
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